5 poemas de autores argentinos famosos (analizados)
La poesía argentina es una de las más destacadas dentro de la lengua española. Durante el siglo XX, Buenos Aires fue el epicentro de la intelectualidad latinoamericana y así surgieron artistas invaluables para la humanidad.
En el siguiente listado se pueden encontrar algunos de los exponentes más importantes de la lírica en Argentina.
1. Ajedrez - Jorge Luis Borges
II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?
Jorge Luis Borges (1899 - 1986) fue uno de los escritores más reverenciados del siglo XX. En su obra, planteó la multiplicidad del tiempo y el espacio, así como la presencia de un lector activo, co-creador del texto.
Para el autor resultaba fundamental el estudio de la religión y de temas ontológicos. En su visión, la infinidad del universo implica que el ser humano jamás terminará de comprenderlo. Por ello, surge la ficción como una búsqueda constante en la que se pregunta por el tiempo y la eternidad.
De este modo, muchos de sus textos se cuestionan sobre el origen de la vida. En "Ajedrez" prima lo lúdico y la estructura del laberinto, donde muestra el “juego de la vida”,ya que a través del ajedrez plantea una realidad superior que desconocemos.
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2. Tú me quieres blanca - Alfonsina Storni
Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue.
corola cerrada.Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua.Habla con los pájaros
y lévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.
Alfonsina Storni (1892 - 1938) fue una destacada poeta que sobresalió con una obra en la que indagó en el imaginario femenino y pasó a llevar todas las normas establecidas en el periodo, siendo independiente, madre soltera y autosuficiente.
Sin duda, este es el poema más recordado de su producción. En él, hace alusión a la pretensión social de que el hombre puede vivir su vida como le parezca, mientras la mujer debe cumplir con ciertas exigencias para ser bien considerada.
Entonces, decide apelar al lector masculino, expresando que sólo puede exigirse aquello que se respeta en su propia persona. Si él desea una mujer virginal y pura, debe entregar de vuelta lo mismo.
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3. Silencio - Alejandra Pizarnik
silencio
yo me uno al silencio
yo me he unido al silencio
y me dejo hacer
me dejo beber
me dejo decir
Alejandra Pizarnik (1936 - 1972) desarrolló una obra muy particular, enfocada en la muerte, el lenguaje y la búsqueda de identidad, en donde los poemas se convierten en breves espacios de reflexión.
Uno de sus grandes temas fue el silencio, visto como una fuerza enorme que es capaz de consumir al ser humano. Debido a sus problemas de tartamudeo e inseguridad, desde niña le fue más fácil expresarse por medio de la palabra escrita y la literatura se convirtió en su refugio.
Así, trabajó poemas breves, al estilo de los haikús japoneses, en los que cada palabra cobra muchísima relevancia y donde es el lector quien debe extraer el significado.
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4. Restitución - Julio Cortázar
Si de tu boca no sé más que la voz
y de tus senos sólo el verde o el naranja de las blusas,
cómo jactarme de tener de ti
más que la gracia de una sombra que pasa sobre el agua.
En la memoria llevo gestos, el mohín
que tan feliz me hacía, y ese modo
de quedarte en ti misma, con el curvo
reposo de una imagen de marfil.
No es gran cosa ese todo que me queda.
Además opiniones, cóleras, teorías,
nombres de hermanos y de hermanas,
la dirección postal y telefónica,
cinco fotografías, un perfume de pelo,
una presión de manos pequeñitas donde nadie diría
que se me esconde el mundo.
Todo lo llevo sin esfuerzo, perdiéndolo de a poco.
No inventaré la inútil mentira de la perpetuidad,
mejor cruzar los puentes con las manos
llenas de ti
tirando a pedacitos mi recuerdo,
dándolos a las palomas, a los fieles
gorriones, que te coman
entre cantos y bullas y aleteos.
Julio Cortázar (1914 - 1984) fue un destacado escritor argentino, gran referente del Boom Latinoamericano, que jugó con las estructuras y el lenguaje en sus creaciones.
Aunque es más conocido por su novela Rayuela (1963) y por sus cuentos fantásticos, también cultivó la poesía. Esta se caracterizó por construirse a través de un lenguaje simple, que hace referencia a la cotidianidad de la vida.
En "Restitución" postula la pérdida paulatina del ser amado. Después de un tiempo de finalizada la relación, van quedando cada vez menos cosas, recuerdos desperdigados que están condenados a esfumarse.
El hablante lírico reconoce lo inevitable de la situación, ya que declara "no inventaré la inútil mentira de la perpetuidad". A pesar de lo mucho que pudo haberla amado, sabe que debe deshacerse de su memoria, restituir a esa persona a su lugar de origen, antes de que fuese parte de él.
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5. Solo - Oliverio Girondo
Solo,
con mi esqueleto,
mi sombra,
mis arterias,
como un sapo en su cueva,
asomado al verano,
entre miles de insectos
que saltan,
retroceden,
se atropellan,
fallecen;
en una delirante actividad sin rumbo,
inútil,
arbitraria,
febril,
idéntica a la fiebre
que sufren las ciudades.Solo,
con la ventana
abierta a las estrellas,
entre árboles y muebles que ignoran mi existencia,
sin deseos de irme,
ni ganas de quedarme
a vivir otras noches,
aquí,
o en otra parte,
con el mismo esqueleto,
y las mismas arterias,
como un sapo en su cueva
circundado de insectos.
Oliverio Girondo (1891 - 1967) fue uno de los poetas más innovadores del siglo XX y una figura muy importante en su natal Argentina. Su obra se caracteriza por el uso del surrealismo, con un tono irónico y lúdico.
Aquí la soledad no sólo se manifiesta físicamente, sino también en un sentido metafísico. El hablante lírico está aislado, no sólo de otros seres humanos, sino también del entorno, como lo muestran las referencias a los árboles y muebles que “ignoran su existencia”.
La imagen del sapo en su cueva resulta metafórica. Se encuentra asociado con lo estático, lo contemplativo y lo terrenal. Por su parte, los insectos, con su “delirante actividad sin rumbo”, simbolizan el caos y la futilidad de la vida moderna.
Se trata de una crítica a la arbitrariedad de las dinámicas urbanas. La mención de la “fiebre” resalta la desesperación colectiva de los seres humanos, atrapados en una actividad que parece vacía de significado. Este contraste entre la inmovilidad del sapo y la agitación de los insectos refuerza la sensación de desconexión y alienación.
La ventana abierta hacia las estrellas resalta la vastedad del cosmos y la pequeñez del individuo. Aunque esta conexión cósmica pudiera ofrecer un escape o sentido, el hablante lírico no la encuentra satisfactoria. La ventana actúa más como un recordatorio de su aislamiento: aunque el universo es inmenso, su soledad permanece intacta.
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